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Ejercicio Sistémico para tomar a Mamá

  • Foto del escritor: María Alejandra Giola
    María Alejandra Giola
  • 14 oct 2024
  • 2 Min. de lectura

Recordá que sanando vos ayudas a todo tu sistema incluyendo tus hijos.


1. Encuentra un lugar tranquilo: Siéntate cómodamente en un espacio donde no te interrumpan y puedas estar presente. Respira profundo varias veces y conéctate contigo mismo/a.


2. Imagina a tu madre frente a ti: Cierra los ojos e imagina a tu madre de pie frente a ti. Visualízala tal como es, sin cambiar nada de ella. Deja que la imagen de tu madre se asiente en tu mente y corazón.


3. Reconoce su vida y su camino: Internamente di estas palabras:


"Tú eres mi madre, y yo soy tu hijo/a."


"Tú me diste la vida, y por eso te honro."


"Reconozco tu fuerza y tu destino, y tomo lo que me diste con respeto."



4. Deja que fluya el agradecimiento: Si puedes, siente gratitud por todo lo que ella te ha dado, incluso si no fue perfecto. Di:


"Gracias, mamá, por darme la vida. Tomo todo lo que viene de ti, con amor y sin condiciones."

5. Coloca tus manos sobre tu corazón: Con tus manos en el corazón, siente cómo la vida que te ha dado fluye dentro de ti. Siente esa fuerza y permítete recibirla completamente, sin juicios ni resistencias.


6. Inclínate ante ella (opcional): Si te sientes llamado/a, puedes inclinarte simbólicamente ante ella, reconociendo el gran regalo de la vida que te ha ofrecido. En este momento, puedes decir internamente:


"Tomo la vida de ti, mamá, con todo lo que trae. La honro y la haré crecer en mi propia vida."


7. Cierra el ejercicio con gratitud: Poco a poco, abre los ojos y vuelve al presente. Puedes cerrar el ejercicio agradeciendo nuevamente por la vida y por lo que ella representa en tu historia.



Recuerda: Este ejercicio no es sobre justificar o perdonar todo lo que haya sucedido en la relación con tu madre, sino sobre tomar la vida tal como vino, reconociendo el valor que que esto tiene en tu camino personal.
Este tipo de ejercicio puede ayudar a desbloquear emociones profundas y a restaurar el flujo de amor y energía entre madre e hijo/a.


Fuente: Bert Hellinger 




 
 
 

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